El viaje es distinto para cada quien, en cada ceremonia, sin embargo el proceso va siempre de la mano del permitirnos sentir y estar presentes en nuestro cuerpo, en esta realidad, en el aquí y ahora, conectarnos con ese flujo ilimitado al que accedemos al sentir, permitir, permitir, permitir que el ritmo natural de nuestro cuerpo vaya diciéndonos que necesita, escuchar lo que existe dentro de nosotros, observarnos con amor y detenimiento, ir profundo en un viaje hacia dentro donde el cacao nos abraza, nos toma de la mano y nos muestra quienes somos, que existe dentro de nosotros y que posibilidades infinitas tenemos para crear, vamos profundo a observar lo que hemos acumulado, a sentirlo y a confiar en nuestra sabiduría interna para liberar, abrir espacio, generalmente en estos espacios donde nos encontramos con densidad, dolor, oscuridad existe la tendencia de quedarnos en un círculo vicioso y repetitivo donde creemos que o bien no existe nada mas o bien que tenemos que pasar largo tiempo limpiando, sanando o arreglando las partes que sentimos no adecuadas de nuestro ser, el cacao nos lleva a ir mas allá, observar, sentir y reconocer estos espacios pero ir un paso mas profundo a ver que después de una capa de oscuridad siempre existe una capa de luz y así vamos sin parar, siempre existe un espacio mas profundo a reconocer dentro de nosotros, a integrar y amar, es nuestra decisión en que enfocamos nuestra atención y es nuestra atención lo que genera la energía que da vida a las creencias que manifiestan nuestra realidad. Es esta capacidad de darse cuenta, lo que llamamos conciencia lo que nos permite tomar nuevas decisiones, al acrecentar nuestra conciencia nuestras decisiones se transforman para estar en sintonía con lo que sentimos, es una emoción la que siempre deseamos, alcanzar, paz, plenitud, alegría, felicidad, pero saber que la vida es un flujo rítmico que nos va conduciendo y a la que nosotros en cierta medida también vamos permitiendo moverse o bloqueando este ritmo, el primer paso es recordar y reconocer cual es nuestro ritmo, que es lo que necesitamos para nutrirnos, el tomar cacao nos recuerda aquellas cosas que nos emocionan y aquellas a las que mas tememos también, pero ambas desde el mismo centro que es nuestro corazón, podemos ser observadores creativos de nuestra realidad, y este espacio se abre durante la ceremonia, El viaje es distinto para cada quien, en cada ceremonia, sin embargo el proceso va siempre de la mano del permitirnos sentir y estar presentes en nuestro cuerpo, en esta realidad, en el aquí y ahora, conectarnos con ese flujo ilimitado al que accedemos al sentir, permitir, permitir, permitir que el ritmo natural de nuestro cuerpo vaya diciéndonos que necesita, escuchar lo que existe dentro de nosotros, observarnos con amor y detenimiento, ir profundo en un viaje hacia dentro donde el cacao nos abraza, nos toma de la mano y nos muestra quienes somos, que existe dentro de nosotros y que posibilidades infinitas tenemos para crear, vamos profundo a observar lo que hemos acumulado, a sentirlo y a confiar en nuestra sabiduría interna para liberar, abrir espacio, generalmente en estos espacios donde nos encontramos con densidad, dolor, oscuridad existe la tendencia de quedarnos en un círculo vicioso y repetitivo donde creemos que o bien no existe nada mas o bien que tenemos que pasar largo tiempo limpiando, sanando o arreglando las partes que sentimos no adecuadas de nuestro ser, el cacao nos lleva a ir mas allá, observar, sentir y reconocer estos espacios pero ir un paso mas profundo a ver que después de una capa de oscuridad siempre existe una capa de luz y así vamos sin parar, siempre existe un espacio mas profundo a reconocer dentro de nosotros, a integrar y amar, es nuestra decisión en que enfocamos nuestra atención y es nuestra atención lo que genera la energía que da vida a las creencias que manifiestan nuestra realidad. Es esta capacidad de darse cuenta, lo que llamamos conciencia lo que nos permite tomar nuevas decisiones, al acrecentar nuestra conciencia nuestras decisiones se transforman para estar en sintonía con lo que sentimos, es una emoción la que siempre deseamos, alcanzar, paz, plenitud, alegría, felicidad, pero saber que la vida es un flujo rítmico que nos va conduciendo y a la que nosotros en cierta medida también vamos permitiendo moverse o bloqueando este ritmo, el primer paso es recordar y reconocer cual es nuestro ritmo, que es lo que necesitamos para nutrirnos, el tomar cacao nos recuerda aquellas cosas que nos emocionan y aquellas a las que mas tememos también, pero ambas desde el mismo centro que es nuestro corazón, podemos ser observadores creativos de nuestra realidad, y este espacio se abre durante la ceremonia,